Llevábamos planeándolo desde un par de semanas antes, nunca sacábamos tiempo, cuando no era una prueba de un vestido, era otra cosa, pero llegó el día en el que algunas podíamos coincidir y nos fuimos a la piscina.
La idea era pasar un día de baños, risas y comilona, Caro, Lola, Sara, Cristina, Trini, Bea y yo, biquinis colocados, la primera foto del día y a bañarnos!! Con el calor que hacía se apetecía no salir del agua. Después de varios chapuzones, charlas en el borde de la piscina, y bajo las sombrillas que un socorrista muy "apañao" nos acercó a donde estaban nuestras toallas, llegó la hora de comer...
Una buena parrillada, unas frituras de pescado, unas raciones de ensaladilla rusa, de pulpo, de huevos de codorniz y aceitunas, poco sobró en los platos, ¡a régimen que estamos, chicas! Después de la comilona, la charla de sobremesa, se habló de los vestidos de mi fiesta, de los trajes de goyescas, de la duda que tenemos sobre que vamos a llevar en la imposición de medallas, ¿mantilla, madroñera, mantilla de madroños?, ¡uff, que dilema!, las enaguas de una de las niñas, la coincidencia de que tres madres fueron goyescas en 1986 y en 2014 sus tres hijas son goyescas también juntas, de la Revista de la Peña el Catite, nuestra Trini y yo hemos escrito este año para la revista, de los actos programados... ¡De mil cosas!
Nada más volver a la piscina sonó mi móvil, me llamaban para decirme que había un problema familiar y creo que pocas veces en mi vida he corrido tanto con el coche, como se suele decir, me fui "volando bajito". Gracias a Dios todo quedó en un sustillo pero ya no pude volver por las circunstancias.
Quiero agradecer a mis niñas, que se portaron genial, que hicieron de canguro toda la tarde hasta que fueron a recoger a Beatriz, gracias por sus mensajes constantes para saber como iba todo y por el apoyo que me dieron en ese momento.
En un periódico leí un día como un periodista decía que entre las Damas Goyescas habían rencillas, que se formaban grupitos y que no había unión; no se si otros años ha sido así, en este 2014, puedo decir que somos una piña, que tanto mis niñas que estaban cuando sucedió todo como las que no estaban se volcaron conmigo durante toda la tarde e incluso hoy están preguntando y preocupándose. Nos veis en los actos sonriendo y todas juntas, disfrutando y pasándolo bien, eso es estupendo que estemos así en las cosas buenas, pero más bonito es que en un momento malo, cuando no nos veis, cuando no hay cámaras de fotos ni de televisión, todas estemos igual de unidas.
Por todo esto y por como son, las voy queriendo cada día un poco más. ¡Sois las mejores niñas que una Presi pueda tener!
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